Las promesas de riquezas y bienestar social sólo alcanzaron a una pequeña parte de la población, en realidad, a un sólo poblador, el presidente Dudú.
Sin embargo, los milicianos moshilandios vigilan noche y día los almacenes de combustible como si fuera su propia casa, y en muchos casos, es su propia casa.
Desde que las potencias coloniales abandonaron Moshilandia, el sector transportes ha sufrido un importante retroceso.
Las inversiones son cada vez más reducidas y no hay dinero para mantenimiento de infrastructuras ni edificios.
La antigua terminal de carga de la estación de ferrocarril de la capital Moshilandia no es ni la sombra de lo que fue a principios del siglo XX, cuando las exportaciones de marfil y cuernos de rinoceronte daban trabajo a gran parte de la población.
Ahora no queda más que varios vagones desvencijados y la promesa del presidente.
Modo Moshilandia off
Toda esta escenografía me ha costado 4 €. En un mercadillo de juguetes antiguos compré 3 vagones de tren escala HO muy dañados a 1 € cada uno. Las vías de tren, lo mismo, tiradas de precio y en un estado muy malo, pero para Moshilandia, todo sirve. PRESIDENT PROVIDES !! ;D
