Partida HoI II: Flores de cerezo sobre el Monte Fuji
Publicado: 17/Sep/2009 14:13
Partida HoI II: Flores de cerezo sobre el Monte Fuji
Memorias del general Tojo
PARTE 1: NARANJAS DE LA CHINA
1 de Enero de 1936
El joven Cisne Sagrado salió de la arboleda de sauces que rodeaba el Palacio Real. En un pequeño cenador cubierto por enredaderas, le esperaban sus generales.
- Honorable, Cisne Sagrado – saludé al emperador -, bienvenido a esta reunión.
El emperador, el joven Cisne Sagrado respondió con un leve movimiento de cabeza, y se acercó a la mesa.
-¿Cuál es la situación del ejército? –preguntó.
Tomé la palabra:
-Tenemos tropas diseminadas por Manchuria, Taiwán y nuestras islas. Recomiendo reagrupar todas las divisiones de 3 en 3 y transportar todas las infanterías del Archipiélago Patrio y de Taiwán a la frontera con Shanshi, de forma que podamosa tacar ésta región lo antes posible.
El emperador asintió sus sabias palabras y preguntó por la fuerza aérea.
- Tenemos algunos anticuados aviones, 3 ó 4 escuadrillas de cazas y un par de bombarderos. De momento nuestros enemigos no tienen fuerzas aéreas así que podemos modernizarlos más tarde y destinar recursos a otros asuntos.
- ¿Y la marina? –inquirió el Cine Sagrado.
- Tenemos una poderosísima Marina Imperial, señor. 3 portaaviones, varios acorazados, y muchos buques más ligeros. Tan sólo las marinas francesas, inglesas o americana podrían hacernos frente, pero no queremos luchar contra ellos… por el momento…
- ¿Y la situación diplomática? ¿Es tan buena como en el último consejo?
- Tenemos controlada Manchuria como país títere, y nos reporta gran cantidad de tropas.
- Entonces, señores generales, que el viento sagrado del pavo marino os ilumine en la larga senda que queda por delante –dijo el emperador.
Agosto 1936
El Sagrado Consejo se reunió de nuevo. Esta vez, la cima del Monte Fuji amaneció sólo con los pequeños restos de las sagradas nieves perpetuas.
- Señor emperador, no tengo más que buenas noticias para su persona –saludé.
- Honorable general, comuníquemelas.
- En estos meses hemos atacado Shansi, y estamos a putno de anexionárnosla. Además hemos entrado en guerra con la China Nacionalista y hemos aceptado la petición de alianza de la Camarilla de Guanxi y de Manchuria. Estamos liderando a la Camarilla a brillantes victorias contra los chinos.
- Buenas noticias, sin duda –dijo el emperador con una imperceptible sonrisa.
En ése momento un servidor de palacio llegó con una carta, bajó la mirada al suelo y aguardó detrás del Sagrado Consejo.
- ¿Alguna nueva? –le preguntó el emperador.
- Joven Cisne Sagrado, es una carta recién llegada del frente.
El emperador la leyó en voz alta. Los generales del frente preguntaban si reorganizar las provincias para crear el nuevo país títere de Menchukuo.
Algunos generales se miraron aprobando la proposición de la carta, otros negaron con la cabeza, desechando la idea.
- ¿Y bien preguntó Yamamoto?
- No habrá más títeres, ¡quiero la victoria total contra los chinos!
El 15 de septiembre recibimos un emisario en palacio venido desde Yunnan, nos proponía entrar en nuestra alianza. La alegría fue enorme, no cabíamos de gozo, eso significaba rodear a la China Nacionalista desde los cuatro puntos cardinales, y evitarnos tener que invadir los ásperos y montañosos territorios de Yunnan. Sin dudarlo, Yunnan entró en nuestra alianza.
Las cosas marchaban perfectamente, nuestras divisiones avanzaban por el norte de China, las de Guanxi por el sur, y las se Sinkiang y Yunnan se defendía por el oeste. Y al este, en el mar, nuestra flota patrullaba.
El 3 de noviembre le demostramos al mundo nuestro poderío tomando Shangai con el asalto anfibio de 3 valientes divisiones de infantería.
Hasta los chinos temblaron por esta heroica hazaña, que se juntó con la toma de Naking, y 3 días después, el 6 de noviembre, nos pidieron la paz.
¿Pero Japón se iba a conformar dándole la paz a China? ¡No! Japón necesitaba la sumisión total de China, una sumisión sin condiciones, la rendición incondicional.
Un gran gozó llenó las calles de todo Japón Cuando se supo que nuestras tropas habían logrado partir China en dos partes el 4 diciembre. De esta forma, las divisiones arrinconadas contra el mar se quedaban sin suministros, a nuestra merced.
Pero aún más grande fue el gozo cuando tan sólo 4 días después, se volvió a partir China, seccionándola en 3 partes. ¡El fin de China estaba cerca!
Los siguientes meses, el invierno, se avanzó lentamente. Eliminamos las bolsasy redirigimos nuestras divisiones hacia el oeste. Tras esperas unas semanas a que nuestras tropas se reorganizaran, lanzamos ofensivas en todas direcciones.
El 22 de marzo de 1937 la guerra sino-japonesa llegó a sufin. Nos anexionamos China y creamos un títere.
Pero el trabajo no se había terminado. Refugiados en las montañas, los chinos comunistas aguardaban el momento de declararnos la guerra y darnos una brutal puñalada por la espalda. No lo permitiríamos, como dice el proverbio chino, “quien ataca antes, decide dónde golpea”. Así que el 30 de mayo llegó la guerra. Y el 17 de julio su anexión.
Memorias del general Tojo
PARTE 1: NARANJAS DE LA CHINA
1 de Enero de 1936
El joven Cisne Sagrado salió de la arboleda de sauces que rodeaba el Palacio Real. En un pequeño cenador cubierto por enredaderas, le esperaban sus generales.
- Honorable, Cisne Sagrado – saludé al emperador -, bienvenido a esta reunión.
El emperador, el joven Cisne Sagrado respondió con un leve movimiento de cabeza, y se acercó a la mesa.
-¿Cuál es la situación del ejército? –preguntó.
Tomé la palabra:
-Tenemos tropas diseminadas por Manchuria, Taiwán y nuestras islas. Recomiendo reagrupar todas las divisiones de 3 en 3 y transportar todas las infanterías del Archipiélago Patrio y de Taiwán a la frontera con Shanshi, de forma que podamosa tacar ésta región lo antes posible.
El emperador asintió sus sabias palabras y preguntó por la fuerza aérea.
- Tenemos algunos anticuados aviones, 3 ó 4 escuadrillas de cazas y un par de bombarderos. De momento nuestros enemigos no tienen fuerzas aéreas así que podemos modernizarlos más tarde y destinar recursos a otros asuntos.
- ¿Y la marina? –inquirió el Cine Sagrado.
- Tenemos una poderosísima Marina Imperial, señor. 3 portaaviones, varios acorazados, y muchos buques más ligeros. Tan sólo las marinas francesas, inglesas o americana podrían hacernos frente, pero no queremos luchar contra ellos… por el momento…
- ¿Y la situación diplomática? ¿Es tan buena como en el último consejo?
- Tenemos controlada Manchuria como país títere, y nos reporta gran cantidad de tropas.
- Entonces, señores generales, que el viento sagrado del pavo marino os ilumine en la larga senda que queda por delante –dijo el emperador.
Agosto 1936
El Sagrado Consejo se reunió de nuevo. Esta vez, la cima del Monte Fuji amaneció sólo con los pequeños restos de las sagradas nieves perpetuas.
- Señor emperador, no tengo más que buenas noticias para su persona –saludé.
- Honorable general, comuníquemelas.
- En estos meses hemos atacado Shansi, y estamos a putno de anexionárnosla. Además hemos entrado en guerra con la China Nacionalista y hemos aceptado la petición de alianza de la Camarilla de Guanxi y de Manchuria. Estamos liderando a la Camarilla a brillantes victorias contra los chinos.
- Buenas noticias, sin duda –dijo el emperador con una imperceptible sonrisa.
En ése momento un servidor de palacio llegó con una carta, bajó la mirada al suelo y aguardó detrás del Sagrado Consejo.
- ¿Alguna nueva? –le preguntó el emperador.
- Joven Cisne Sagrado, es una carta recién llegada del frente.
El emperador la leyó en voz alta. Los generales del frente preguntaban si reorganizar las provincias para crear el nuevo país títere de Menchukuo.
Algunos generales se miraron aprobando la proposición de la carta, otros negaron con la cabeza, desechando la idea.
- ¿Y bien preguntó Yamamoto?
- No habrá más títeres, ¡quiero la victoria total contra los chinos!
El 15 de septiembre recibimos un emisario en palacio venido desde Yunnan, nos proponía entrar en nuestra alianza. La alegría fue enorme, no cabíamos de gozo, eso significaba rodear a la China Nacionalista desde los cuatro puntos cardinales, y evitarnos tener que invadir los ásperos y montañosos territorios de Yunnan. Sin dudarlo, Yunnan entró en nuestra alianza.
Las cosas marchaban perfectamente, nuestras divisiones avanzaban por el norte de China, las de Guanxi por el sur, y las se Sinkiang y Yunnan se defendía por el oeste. Y al este, en el mar, nuestra flota patrullaba.
El 3 de noviembre le demostramos al mundo nuestro poderío tomando Shangai con el asalto anfibio de 3 valientes divisiones de infantería.
Hasta los chinos temblaron por esta heroica hazaña, que se juntó con la toma de Naking, y 3 días después, el 6 de noviembre, nos pidieron la paz.
¿Pero Japón se iba a conformar dándole la paz a China? ¡No! Japón necesitaba la sumisión total de China, una sumisión sin condiciones, la rendición incondicional.
Un gran gozó llenó las calles de todo Japón Cuando se supo que nuestras tropas habían logrado partir China en dos partes el 4 diciembre. De esta forma, las divisiones arrinconadas contra el mar se quedaban sin suministros, a nuestra merced.
Pero aún más grande fue el gozo cuando tan sólo 4 días después, se volvió a partir China, seccionándola en 3 partes. ¡El fin de China estaba cerca!
Los siguientes meses, el invierno, se avanzó lentamente. Eliminamos las bolsasy redirigimos nuestras divisiones hacia el oeste. Tras esperas unas semanas a que nuestras tropas se reorganizaran, lanzamos ofensivas en todas direcciones.
El 22 de marzo de 1937 la guerra sino-japonesa llegó a sufin. Nos anexionamos China y creamos un títere.
Pero el trabajo no se había terminado. Refugiados en las montañas, los chinos comunistas aguardaban el momento de declararnos la guerra y darnos una brutal puñalada por la espalda. No lo permitiríamos, como dice el proverbio chino, “quien ataca antes, decide dónde golpea”. Así que el 30 de mayo llegó la guerra. Y el 17 de julio su anexión.