
Tras unas cuantas sesiones de sicólogo, hurgando en los posos de la mente infantil, creo poder explicar el motivo de, a esas edades de 10-13 años, en los años 60 y mediados de 70 (modo carroza on), nos daba por pintar las maquetas en pinturas brillantes como el sol de España de una tonadillera. A saber:
-No teníamos ni un duro y aprovechabas botes de pintura que había por casa (los más baratos eran brillantes) para robarle a tus progenitores unas capas de pintura y unas maravillosas manos manchadas (no olvidemos que en esa época los políticos no estaban muy en boga) que tardaban días en limpiarse, ya que el aguarrás se compraba poco y, por el olor y como se diría ahora, tenía una "trazabilidad" elevada, que originaba bronca segura de la señora de la zapatilla represora.
-Curiosamente las cajas de soldados de plástico de lujo que vendían en esa época (aún conservo, a escala aprox de 1/35, unos soldados españoles de desfile con gorra negra y cetme), reservados como regalo de Reyes o cumpleaños destacados, estaban pintados con colores brillantes y, en el mejor de los casos, satinados. Y luego pintabas tus primeros modelos para batallitas y para no desentonar...
-Para encontrar los casi únicos colores mate, debías conformarte con los carísimos enamels de humbrol, que debías remover antes del uso mas que una salsa mahonesa cortada, y que se te secaban en el bote a dos modelos que pintases; luego la elección era obvia: botes más grandes, más baratos, de marcas del pais, pero brillantes como para dar envidia a un joyero tallador de diamantes de Amsterdam.
Y aqui acaba otro episodio del NODO modelista del antiguo régimen, gracias por prestarme el post Erwin, sin habértelo pedido.