Wargames Spain - Flames of War

Antecedentes:
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DUELO EN O. K. (17-5-1944)

El ruido estruendoso y siseante despertó a todos los habitantes de las granjas, al amanecer, en la localidad holandesa de Oostelijk Kampen.(O. K.).El lugar era una sucesión de nivelados y verdes campos de labor, atravesados por una carretera secundaria que llegaba, bastante al norte, a un cruce de caminos vecinales. Un poco más allá, un estrecho canal desaguaba los excesos procedentes del riego de los cultivos y de algunos riachuelos. Dos pequeñas elevaciones en el centro y al noroeste destacaban de las planicies, mientras que una meseta mas extensa y con un poco de mayor altura se encontraba al sudeste, en los límites de la localidad. Algunos pequeños bosquecillos de abetos se encontraban diseminados junto a algunas zonas de la carretera secundaria. La granja principal se situaba en el extremo noreste y la granja secundaria y establos se enclavaba en la zona central, al oeste de la carretera secundaria.
Goeree Zoetermeer saltó de la cama al oír el estruendo y al sentir vibrar los cristales de su cuarto en la granja secundaria. Se vistió rápidamente y alcanzó a ver una sombra que planeaba por el cielo y se deslizaba vertiginosamente por el suelo de los campos del sur, a unos 600 metros de donde él se encontraba. Posteriormente escuchó un sonido como de impacto y luego el silencio....
Al ver dos columnillas de humo, cogió su bicicleta y se dirigió rápidamente hacia ellas, pues algo en su interior le decía que lo que acababa de presenciar podía ser importante. Al llegar le llamó la atención la forma peculiar de la aeronave que se había estrellado, semejante a un tiburón y con alas muy inclinadas hacia atrás. La cabina estaba abierta y no había rastro del piloto. Tampoco se apreciaba la existencia de motor de hélice alguno, sólo aquellos largos tubos que colgaban de las alas. El uso militar del aparato lo dio por supuesto al ver los cuatro huecos en la proa de los que asomaban las bocachas de unos cañones o ametralladoras de gran calibre. A pesar de la tierra y la hierba que impregnaba las alas por el brusco aterrizaje, pudo observar las odiadas cruces de los invasores de su patria y, como cooperante de la resistencia holandesa, no le quedó duda alguna de lo que debía hacer tras volver a la granja....

El capitán-ayudante de Hermann Göring tuvo la ingrata labor de despertar al Mariscal y darle la mala noticia: uno de los primeros Me 262 a reacción se había estrellado en una zona de Holanda en la que, por desgracia, no existían fuerzas de consideración alemanas en las cercanías para proteger adecuadamente e inmediatamente el aparato o sus restos. Tras el estallido de furia y amenazas de fusilamiento indiscriminado consecuente, H.G. ordenó la inmediata partida a la zona de elementos de la 6ª División paracaidista (FJ), al mando del Hauptmann Romner, que estaba a punto de ser activada en Holanda. Además “cobró” algunos favores personales dentro del ejercito y consiguió que se desplazaran posteriormente, en misión de protección (sin que se enterase El OKW ni Hitler) algunos pelotones de granaderos y su apoyo de morteros y ametralladoras. También llegaría a la zona, simulando pruebas y maniobras, una batería de lanzacohetes y uno de los primeros ejemplares de Königstiger, con la redondeada torreta Porsche. La movilización y despliegue comenzaría inmediatamente.

El mensaje de radio de Zoetermeer llegó, vía servicio secreto, a Downing Street antes incluso que al Jefe de la Luftwaffe. Inmediatamente se decidió intentar conseguir el nuevo avión nazi o sus restos a cualquier precio. Churchill razonó que un avión, al parecer, casi 200 k/hora más rápido que los prototipos de Meteoros que se encontraban en fase de prueba, constituían un enorme peligro para las formaciones aliadas de bombarderos que, de día y de noche, estaban dejando fuera de combate las fabricas y ciudades alemanas. Dado que la zona de localización de la aeronave se encontraba relativamente cerca (unos 30 Km) del mar interior holandés y de un canal con la suficiente anchura y profundidad, se decidió realizar un desembarco de limitadas fuerzas pesadas (unos pocos tanque s Sherman, incluido un Firefly, y unas baterías de artillería, pesada y ligera respectivamente) que se encontraban en el mar del norte en un mercante dotado de barcazas de desembarco. Hasta que dicho apoyo pesado llegase, deberían asegurar la zona de paso, previamente, algunos pelotones de Red Devils (al mando del Mayor Cluser) que partirían inmediatamente y se lanzarían en las cercanías del objetivo principal, realizando las operaciones de infiltración necesarias. Por último se ordenó que una escuadrilla de “Tifones”, armados principalmente con cohetes, daría durante toda la operación la necesaria superioridad aérea y el apoyo puntual necesario.

Lo que viene a continuación es la narración de los sucesos bélicos posteriores.

Coño, ¡¡ esto promete !!

vamos, vamos, y Pulidor donde está?

Cluso dixit: .......Pulidor dónde esta?


http://www.lavanguardia.es/gen/20070410/51327053773

Pues aquí os dejo un poco más de carnaza, lenta pero segura


(FFA 1500p).
T- 0:EL DESPLIEGUE
Como era de esperar, los paracaidistas alemanes (FJ) de Romner llegaron en primer lugar. Ocuparon la granja secundaria y establos (lado izquierdo de la localidad) e impidieron el paso de cualquier persona a los campos, al sur, donde se encontraba el avión estrellado. Así, cuando un poco más tarde llegaron los apoyos de los granaderos, los equipos de morteros de los mismos y también, creo recordar, los de ametralladoras pesadas o un pelotón de granaderos, no tuvieron problema alguno para crear un rectángulo defensivo alrededor del aparato siniestrado. Al norte de la zona izquierda del despliegue, se aposentaron rápidamente los lanzacohetes NW para poder batir desde dicha posición cualquier amenaza que intentara acercarse; mientras que el resto de pelotones de granaderos, el resto de sus equipos de apoyo y el grupo de mando y contracarro de los mismos se diseminaba por las ligeras elevaciones de las proximidades, cerca de los restos calcinados de aquel Tigre I, que era tomado como referencia- objetivo por su cercanía al cruce de caminos vecinales. Algo más tarde, lento pero majestuoso, entraba por la zona norte el prototipo de Tigre de Bengala que, aprovechando su motor nuevo reforzado y sus anchas cadenas (Tigre Ace 2) ascendió a una ligera loma para enseñorearse de la zona y batir con adecuada línea de visión a quien se atreviera a disputársela.

Los 2 objetivos tácticos en la zona de las fuerzas británicas se encontraban (lado derecho de la zona) en la falda norte de la gran meseta situada al sur (que permitía, al bajarla, encontrarse prácticamente enfrente del avión siniestrado) y en la zona cercana, todo al norte, de la granja principal; zona de vital importancia, al ser por allí por donde pudieron llegar, de forma algo lenta y accidentada, los refuerzos blindados y de artillería desde las zonas de desembarco. Con lógicas menos demoras y embotellamientos que en la operación Mercado-Jardín, que tendría lugar 3 ó 4 meses más tarde, las fuerzas blindadas y de apoyo artillero consiguieron enlazar a tiempo, antes de choques bélicos importantes, con las fuerzas paracaidistas del Mayor Cluser (de las que las separaban unos 30 Km.) que, hábilmente, se habían desplegado e infiltrado por la zona. Así, antes de la batalla, las fuerzas blindadas, la artillería AT y el HQ de las fuerzas británicas, y algunos apoyos adicionales ocupaban el perímetro de la granja principal. La artillería pesada y 2 pelotones de Red Devils se encontraban en la zona central, listos para atacar y bombardear a objetivos o fuerzas, según conviniera, que provinieran o se encontrasen en cualquier punto de la batalla, aunque algunos puntos no fueran perfectamente visibles a causa de los bosquecillos de abetos. Por último, encima de la amplia meseta al sur, otro pelotón dirigía los posibles disparos de la artillería y se encontraba preparado para intentar asaltar y conquistar los restos del avión siniestrado; disparando en desenfilada a los enemigos que se atreviesen a acercarse a la zona. Si la operación tenía éxito se esperaba conseguir suficiente número de fotos, piezas importantes y, en especial, un motor a reacción completo (J.J. 004), material que sería transportado a Gran Bretaña con un Lysander especialmente preparado y aligerado, que aterrizaría en las praderas cercanas a la granja principal y que sería convenientemente escoltado por una escuadrilla de Spit con depósitos suplementarios.

../.. (continuará)

cuantas fotos hiciste al final? porque con todo el curro que te estas pegando, se me ocurre que le puedo conseguir un hueco fijo en el numero de Cargad proximo, o a mas tardar en el siguiente (julio)...

por cierto, creo que te llamare mas a menudo para que hagas reportajes de mis grandiosas batallas!

saludos
alvaro

...Vale, prometo abreviar. El resto de la batalla en una definitiva y telegráfica entrega. ¡Esta sociedad moderna y sus prisas! ¡Viva Tolstoi!

eh? no no, prisas ninguna, cargad sale a FINALES de cada mes! asique tienes mas de un mes o dos, tomatelo con calma!

COMO CONTINUAAAAAAAAAAAA quiero saber quien venceeeeee QUIERO MÁS!!!

A la orden ¡¡Ya va!!

Aquí os dejo, con la "brevedad" que me caracteriza, otra entrega del duelo

P.D. Tambien os dejo un enlace, por si quereis generar cartas sobre aviación, con el "generador de cartas" dejado por un colega en el foro


T +1


Los paracaidistas alemanes salieron con cautela de la granja secundaria y establos que habían ocupado, con el fin de explorar y asegurar la carretera secundaria que tenían frente a ellos. Lejos estaban de imaginar que numerosos prismáticos de las fuerzas inglesas les observaban para intentar adivinar sus próximos movimientos. Los FJ llegaron a los taludes de la carretera y allí se quedaron charlando y fumando confiadamente.
Al mismo tiempo, limitados y similares avances se efectuaron por las fuerzas de granaderos estacionadas al noroeste, atravesando por los lugares más accesibles el canal de desagüe y llegando al cruce de caminos. Oyeron a lo lejos ruido de motores, pero supusieron que se trataba de maquinaria agrícola de la granja principal. No obstante, el feldwebel que mandaba uno de los pelotones, prudente veterano de la campaña de Rusia, solicitó por radio al tirador del Tigre que vigilara con los telémetros los alrededores de la granja.
En el lado sur de las posiciones alemanas también avanzaron hacia la carretera secundaria los equipos de HMG de los granaderos, para tomar posiciones a lo largo de la misma y con el fin de preparar el almuerzo en el bosquecillo que se encontraba a la derecha, pues el sol comenzaba a calentar y dentro de unas horas sería bien recibida la sombra de los abetos, sobre todo por el peso de los trípodes de las ametralladoras y el de las cajas de las cintas de munición.

Por parte británica se decidió por el mayor Cluser atacar inmediatamente por todos los frentes posibles a las fuerzas germanas, aprovechando que aún no habían sido localizados por las mismas. Además, comprobó preocupado que los alemanes estaban acercándose a posiciones ventajosas, de donde sería difícil desalojarlos en el caso de que llegaran a ellas. Especialmente preocupante le pareció aquel monstruo metálico de color gris noche, que parecía husmear con su torreta cada centímetro de la granja. Era la primera vez que veía a un blindado de semejante tamaño, cuyos rasgos no se encontraban todavía definidos en los manuales militares ingleses. No tenía ni idea de su blindaje o armamento; pero todo hacía pensar que los Sherman´s de que disponían sus fuerzas tendrían que emplearse a fondo si querían hacer mella en el desconocido. Supuso que sería cuestión de tiempo que, a pesar de las redes miméticas, descubrieran a sus tanques que estaban parcialmente escondidos por los muros de la granja. Así pues decidió aprovechar el posible efecto sorpresa cuando aún estaba de su parte. Solicitó por radio apoyo aéreo, que ya se encontraba de camino desde Inglaterra, especialmente para ocuparse del blindado enemigo. Tras coordinar brevemente las acciones de todo el grupo de combate, ordenó pasar a la acción...

Los pelotones de paracaidistas británicos, en la zona intermedia, se adelantaron silenciosamente a la carrera hacia el bosquecillo central, ocupándolo, y emplazando sus armas para disparar a los granaderos y paracaidistas que se acercaban. Al mismo tiempo la artillería, desde la zona central, martilleaba sin descanso a los granaderos que aún se encontraban cerca de los morteros alemanes al sudoeste. Aquí los alemanes, que no se esperaban el chaparrón de fuego que les caía, tuvieron bajas en dos equipos completos, quedando el resto desorientados, desperdigados y cuerpo a tierra.

El pelotón de Shermans al completo, avanzando desde la granja el doble de terreno de lo que pudiera esperarse, se adelantó hasta la pequeña loma central, quedando resguardado por ella de los posibles disparos del enorme blindado alemán y amenazando el avance de los paracaidistas alemanes a la carretera. En la granja principal, por su parte, se aprovechó para emplazar y apuntar convenientemente las piezas antitanques británicas al amparo de los muros. Los paracaidistas de Cluser aprovecharon también para extraer los proyectiles de los Piat de sus contenedores de transporte y para situar sus ametralladoras en adecuadas zonas de disparo.

El Teniente Paul I. Door comunicó a su compañero de escuadrilla, en otro Typhoon, que les quedaba combustible únicamente para 10 minutos de combate, si querían tener suficiente para el vuelo de regreso al aeródromo del este de Inglaterra desde donde habían partido. El tercer miembro de la escuadrilla, Dandy Evans, tuvo que regresar a mitad de camino por perdidas del aceite del motor. En ese momento estaban sobrevolando la isla de Texel, la más occidental de las Islas Frisias, y estaban a punto de llegar a las coordenadas que Cluser, el jefe de los paracaidistas, había transmitido al mando aéreo. Las ordenes eran atacar, cuando estuvieran en el punto señalado, al blindado alemán “mas enorme”, según palabras de Cluser, que hubieran visto en sus vidas, prescindiendo de cualquier otro objetivo.
Cuando llegaron a la batalla, siguiendo el estrecho canal de referencia, supieron de inmediato a que se refería el jefe de los paracaidistas. Aquella masa oscura y su larguísimo cañón destacaba sobradamente de cualquier otro vehículo o blindado que se encontrase en la zona. Como no les sobraba el tiempo, tras un viraje de reconocimiento, decidieron atacar a la bestia desde atrás, suponiendo que aquel fuera un punto débil, si es que tenía alguno. Primero picó Mc Neil, fallando su salva de rockets por mi poco. Inmediatamente Door empujo el palonnier hacia delante y, cuando el blindado enemigo ocupó su visor de combate, disparó a la vez sus ocho cohetes. Todos impactaron. Door sabía, por las incontables locomotoras alemanas que había hecho saltar por los aires en las vías de Francia, del terrible efecto que tenían los ocho cohetes cuando se concentraban en un objetivo. De ahí su frustración cuando, tras disiparse el humo, en el viraje para volver a Inglaterra, comprobó que la oscura bestia blindada descendía inmune y desenfadadamente la colina, para poder disparar desde lejos a los Shermans británicos en el siguiente envite.

. . / . . (continuará)



http://www.aviationarthangar.com/avarthatytab.html

Basurillas, tú preséntate a misiones o relatos o a cualquier concurso de esos, que seguro que cuentas para ganar.

¡Queré-mos mas...Queré-mos mas!

me encantan tus informen

el nene quiere "ma"

Atendiendo al amable "bis" del apreciado público, aquí dejo otra entrega somnolienta del Duelo. Pero antes unas imagenes de regalo para sintonizar debidamente con los protagonistas. Espero que os guste. Saludos.

http://www.juniorgeneral.org/donated/john/typhoon.GIF

http://www.bibl.u-szeged.hu/bibl/mil/ww ... gerbp1.jpg



T – 2




Una vez localizados los enemigos, Romner pudo ordenar a sus veteranas tropas las acciones de avance progresivo que tantas veces habían practicado en las estepas rusas en los últimos años: mientras un pelotón apoyaba con el fuego, en espera, desde las mejores posiciones a cubierto que se hubieran encontrado, otro pelotón avanzaba a la carrera hasta las posiciones que hubieran elegido antes del movimiento, aprovechando al máximo los accidentes del terreno, y así sucesivamente. Para evitar lo previsible de los avances, éstos se realizaban bien por el camino más corto o mediante zigzagueos. Normalmente esta forma de actuar evitaba muchísimas bajas, salvo que se encontrasen con las odiadas minas o fueran objeto de disparos de mortero o artillería.
En el noroeste, los granaderos avanzaron hasta ocupar los alrededores de la colina donde se encontraba el Tigre del leutnant Vössler, para protegerlo de posibles ataques por los flancos de la infantería o blindados enemigos. Únicamente una parte de un pelotón (el más bisoño) se retrasó en llegar a la zona, al quedar bloqueado por una tupida red de zarzas.
La tripulación del Tigre 201, tras comprobar que los grandes abollones producidos por los cohetes de aquel maldito Jabo no habían, increíblemente, tenido mayores consecuencias en el blindaje ni en partes mecánicas del vehículo, cerraron las escotillas y avanzaron hasta ponerse en posición adecuada para, al acecho, disparar a quemarropa a los blindados enemigos si se atrevían a salir de sus posiciones a cubierto de la loma central.
Entonces Romner ordenó a los curtidos fallschirmjäger que avanzaran hasta la loma para intentar aplastar a los Sherman. Tras algunas escaramuzas para colocarse en las mejores posiciones y aprovechar los puntos más débiles de los carros, una lluvia de rosarios de granadas “de palo” voló contra la parte posterior de las torretas y las cadenas de dos elementos del pelotón acorazado. Un tanque quedó inmovilizado y con el anillo de la torre destrozado. A continuación, el lateral de otro fue agujereado como un queso por un certero disparo de panzerfaust. Los dos carros restantes, a la vista del desastre producido, se retiraron prudentemente de la zona alcanzada por los FJ. Desgraciadamente para los alemanes, la tripulación del Tigre de Bengala, aún no acostumbrada al manejo del felino, desaprovechó la oportunidad de aumentar el castigo a los Sherman´s, con lo que sólo tuvo un éxito parcial la jugada “Hunter- Killer” que habían planeado. Mientras tanto los Nebel lanzacohetes alemanes, desde el extremo noroeste, aprovecharon los fogonazos de la artillería de los ingleses, en su anterior ronda, para localizarlos convenientemente y someterlos a un agraciado bombardeo de saturación que dejó a los artilleros ingleses completamente aturdidos. Aprovechando su racha de suerte y el éxito de sus ataques, los FJ se adelantaron para ocupar la loma central donde se habían refugiado anteriormente los carros británicos.

Lejos de desmoralizarse, los integrantes del pelotón acorazado británico, con su acostumbrada flema y rebeldía, movieron con rapidez y precisión sus vehículos, de forma que pudieron flanquear al Tigre, colocándose en una adecuada posición de disparo. Aprovechando su cañón relativamente estabilizado, dispararon a la bestia sin detenerse, consiguiendo el Sherman de serie romper los periscopios de la escotilla del ametrallados delantero, y el FireFly hacer un nuevo abollón del tamaño de un orinal en el blindaje del lateral derecho. Una pequeña parte del faldón que recubría la parte superior de la oruga de ese lado quedó colgando astillada, cayendo al suelo un rato después. Los británicos comprobaron no obstante, con estupor, que el recién conocido blindado germano continuaba plenamente operativo.

Al sudeste, el pelotón de paracaidistas que se encontraba en la meseta, con el brigada O´neille a la cabeza, descienden la misma por un agreste sendero, con el fin de acercarse al extraño artefacto que había motivado con su aterrizaje forzoso aquella operación. Coordinadamente con el acercamiento, la artillería británica, tras cesar el bombardeo enemigo, consiguió restablecer su apoyo y apuntar convenientemente sus piezas contra los pelotones enemigos encargados de proteger desde lejos el reactor siniestrado, logrando poner fuera de combate a otro equipo de granaderos.

Por su parte, los cañones antitanques británicos, que protegían el puesto de mando de Cluser en la granja principal, consiguieron, a pesar de encontrarse al límite de su alcance, eliminar a dos equipos de los granaderos que se encontraban en camino para ayudar a mantener la posición elevada, recientemente conquistada por los paracaidistas alemanes. El mayor felicitó efusivamente a los artilleros, a los que invitó a una ronda de Lucky Strike del paquete que un camarada norteamericano le había regalado en Inglaterra.

La segunda escuadrilla de Tifones que había conseguido atravesar nuevamente, casi a la altura de las olas, la gran distancia que separaba el lugar de la batalla del aeródromo de partida, estaba formada también en esta ocasión por dos aparatos. Las manchas verdosas, de color casi esmeralda apagado, cubrían en franjas irregulares el color gris medio de la parte superior de los aparatos. Llevaban las redondas escarapelas de su nacionalidad convenientemente “maquilladas” con tenues brochazos diluidos de color gris en el dorso y laterales y azul en la parte ventral, que disminuía ampliamente su visibilidad, sin llegar a incumplir de forma flagrante los acuerdos internacionales al respecto. Además el jefe de escuadrilla Brian Mercury había ideado la estratagema de recorrer, aún a detrimento de su velocidad, la zona holandesa del trayecto con el tren de aterrizaje bajado, para asemejarse lo más posible a aquel avión alemán, el famoso e infausto Stuka. Desgraciadamente, también el tercer miembro de su equipo había tenido que volver a Inglaterra, al ser perforado uno de sus depósitos de combustible por los disparos de un aislado FW- 190 que volaba en “caza libre” y con el que tuvieron la desgracia de encontrarse. Afortunadamente el 190 fue derribado por uno de los 3 nuevos P-51 yanquis con cabina de burbuja que cayeron encima del intruso, y que les acompañaron en misión de escolta, a superior altura, durante una parte de la misión.

Tampoco esta vez tuvieron la suerte proporcional al esfuerzo realizado los pilotos ingleses. Resabiados por el anterior encuentro, los tripulantes del vapuleado blindado alemán cerraron las escotillas y aceleraron el motor, realizando maniobras evasivas a la derecha y a la izquierda o parando en seco, tan pronto como escucharon el ronco rumor de los motores Napier Sabre de los Typhoon. Las dos tandas de 8 cohetes impactaron tanto en unos abetos, calcinándolos, a la izquierda del carro, como en una pradera medio encharcada a su derecha.

El Mayor Romner, al comprobar que todavía podría disponer de su pesado juguete durante la siguiente fase de la batalla, y que sus hombres se encontraban en buenas posiciones tácticas, estimó que ya era hora de correr algunos riesgos calculados e intentar dar cumplida cuenta de aquellos valerosos e imprudentes diablos rojos.

.../... (continuará)