
Durante la II Guerra Mundial, los servicios secretos británicos falsificaron un pasaporte cuyo titular no era otro que el líder nazi. El documento, emitido supuestamente en Viena el 30 de abril de 1941, contiene una fotografía auténtica del Führer, pero la firma es falsa. Lleva el número 25840 y no sólo da a Hitler por judío, sino que incluye además un visado del Gobierno palestino autorizando al líder nazi «a residir permanentemente en Palestina en calidad de inmigrante».
Este pasaporte imposible fue realizado por el departamento de falsificaciones del Ejecutivo de Operaciones Especiales, la sección encargada de proporcionar documentos falsos a los agentes que operaban en las líneas enemigas. Todo indica que el documento en cuestión fue concebido tanto como una broma como un alarde del nivel de perfección que el departamento de falsificaciones había llegado a alcanzar. No en vano, algunos de los más reputados falsificadores británicos a los que su particular talento les había llevado a prisión fueron excarcelados para unirse a la plantilla de este departamento.
En el pasaporte de Hitler se señala que la profesión de Adolf Hitler es la de «pintor», que nació en Braunau am Inn (Austria) el 20 de abril de 1889, que reside en Berlín, que es de estatura media y que tiene los ojos marrones y el pelo negro. Como rasgo particular, el pasaporte destaca que el titular del mismo posee «un pequeño bigote».




